lunes, 31 de mayo de 2010

LA REMOTA Y FUNDAMENTAL HEROICIDAD DE TACNA

Debemos al recordado historiador Juan José Vega Bello la lapidaria expresión “Tacna fue heroica también con Manco Inca”. En su historia de la conquista, desde la perspectiva de los derrotados, titulada “La Guerra de los Wiracochas” destaca, como un hito fundamental de la rebeldía, el espíritu libertario, la identidad con lo propio y la heroicidad, virtudes propias del pueblo de Tacna a través de su historia. La auroral rebelión de los habitantes primitivos del litoral de Tacna en seguimiento del levantamiento de Manco Inca, primero, atacando al “Santiaguillo” un navío que llevaba vituallas, armas, cabalgaduras y refuerzos a las destartaladas fuerzas que tenía Almagro en Chile, posteriormente, bloqueando y “dando guerra a la gente de mar” del “San Pedro”, otro barquichuelo que llevaba el mismo destino y que había recalado en Sama para abastecerse.

No exageran quienes defienden el mestizaje del poblador de Tacna desde el momento mismo de la conquista hasta el presente. El hecho de iniciar su proceso urbanístico, no como una ciudad, ni como una villa, al estilo español, que separaba a los europeos de los indios; sino como una “reducción de indígenas”, lo explica en parte. La Reducción de San Pedro de Tacna, fue incorporando, sangre europea de arrieros y funcionarios y sangre africana de negros libertos. Amalgama que ofreció a la todavía naciente idea de Patria remotos precursores como, Ali, Juan Buitrón, Ignacio de Castro, Isidoro Herrera, Juan José Segovia; incluso el prócer Juan Vélez de Córdova que, aunque moqueguano de cuna, vivió su juventud entre Tacna y Sama, donde casó con tacneña y donde tuvo su “fiat lux”, su despertar justiciero, al presenciar y reaccionar frente a la crueldad y la injusticia ejercida por la autoridad colonial, en Estique que luchaba por el derecho a su agua de regadío.

Punto culminante de ese historial de heroismo y rebeldía son los movimientos de Zela, en 1811, y Paillardelli, en 1813; trascendentales por que fueron sabrosa primicia de libertad, gritos inermes ahogados en sangre, estallido popular que unía a todas las razas y rangos sociales. Testimonios no menos valiosos son el sacrificio de José Gómez Valderrama; la declaración lapidaria de Landa y Vizcarra y el apoyo multitudinario brindado a Miller en su paso por Tacna, acto que contribuyó a la victoria de Mirave. Tanta valentía y sacrificio le dio a ese pueblo, todavía pequeño, el timbre insigne de “Heroica Ciudad”. Estos fastos serían soporte de otros grandes desafíos como la ocupación de estos territorios por Bolivia entre 1841 y 1842, de la que se liberó por obra de sus valerosos hijos; su liderazgo en todas las campañas por la justicia y la legalidad en el siglo XIX; su sacrificio en los episodios de la guerra con Chile, especialmente en los holocaustos del Campo de la Alianza y Arica; así como la indoblegable resistencia de Albarracín en territorio ocupado. También lo fue durante el medio siglo de ocupación chilena, especialmente en los años de la chilenización violenta entre 1901 y 1914 y durante el martirologio de la campaña pre-plebiscitaria. En toda esa trayectoria dos son los momentos trascendentales: la guerra con Chile y el medio siglo de martirologio, de una parte, y los movimientos emancipatorios de Zela y Paillardelli, de otra.

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